Una emergencia llamada ansiedad

Salvar una cosa habitualmente representa sacrificar otra u otras. De eso se está dando cuenta el ser humano en medio de esta experiencia única e insospechada de confinamiento global. Por supuesto, ninguna persona quiere enfermarse, ni terminar en un hospital, ni mucho menos morir. Sin embargo, puertas adentro en el confinamiento obligado hay otro tipo de afectaciones que pueden trastocar la conciencia, la paz y la armonía, y que sí pueden abrir las puertas de la somatización de enfermedades tangibles.

Los fenómenos de estrés, ansiedad, depresión, angustia, melancolía, nostalgia y demás sentimientos ruines, que si bien ya existían en el ser humano, pero que ante el escenario de confinamiento han reverdecido, especialmente dentro de los medios urbanos.

Por suerte, si hay algo en lo que se destaca la acupuntura con extrema rapidez y efectividad es en orientar a la persona hacia la recuperación del shen. Este concepto, que para este caso en concreto, representa el cúmulo de energía y funcionalidad orgánica y sensorial que se complementa en una armonía de conciencia y apaciguamiento tal, que hace recobrar la tranquilidad de la persona, incluso sin haber resuelto definitivamente las causas aparentes de la ansiedad y otro sentimiento ruin.

Para la filosofía fisiológica y psicológica proveniente de las teorías fundamentales de la medicina china, el Shen también es la suma de lo que ellos comprendieron como los 4 espíritus o componentes (ZHI + HUN + SHI + PO) de lo que occidentalmente es comprendido como el alma; y cómo es que de entre ellos que se destaca el componente más lesionado en medio de esta histeria colectiva: PO.

PO, como ya lo hemos advertido en entradas anteriores, representa a la sección metal, en la que se deposita la reacción instintiva de defensa y precaución ante las amenazas externas (¡uf!, tan de moda hoy en día). Así como también hay una relación directísima con actitudes de interiorización, introspección, confinamiento y hasta espiritualidad mística o religiosa.

Esta flaqueza de PO, que en su debilidad e inestabilidad afecta a sus órganos a cargo (sistema respiratorio + tracto intestinal posterior), tiene también impacto en lesionar y entorpecer el ciclo energético tanto de las leyes implicadas en los 5 movimientos, como también en el flujo energético fisiológico de los canales y meridianos que viajan a la par de los paquetes neurovasculares.

Tomar en cuenta el recrudecimiento de la inestabilidad mental y los episodios críticos de nervios, ansiedad, enojo, estrés, implica dar una revisión completa a la personalidad base del paciente, así como también hay que tomar en cuenta las condiciones superficiales que están agravando la situación: economía, trabajo, adaptabilidad, tedio, mala relación familiar, etc.

Una vez mapeada la situación, es importante emplear una estrategia terapéutica apta para la persona en cuestión, que implique abordar al máximo las pocas o muchas libertades que una persona pueda tomarse en estas condiciones de aislamiento social, revisar consumos, entretenimientos, aspiraciones, ocupaciones, proyectos y esferas de desarrollo humano disponibles contra las no disponibles.

Una vez reguladas las disfunciones, el shen puede recobrar su lugar y relevancia, ahuyentando aspectos negativos como el insomnio, mal carácter, dolores de cabeza, menstruaciones dolorosas, gastritis, colitis, etc...

Como lo hemos mencionado previamente. La condición de confinamiento social ha resultado un trabajo enorme para toda la vida ligada íntimamente a los ciclos comerciales. Y ha dejado un espacio vacío en el que todas las actividades desligadas parcial o totalmente de las ataduras de la vida comercial pueden tomar relevancia: aspectos como el consumo de información, las labores de estudio, orden y limpieza, religiosidad, creatividad, meditación, y demás destrezas puertas adentro son actividades de oportunidad en una vida con estas condiciones tan retadoras.

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